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Dos viejos enemigos se reencontrarían en la cárcel

Dos viejos enemigos se reencontrarían en la cárcel

Aún y con todo lo extraordinario que pudiera parecer, estamos muy cerca de que al mismo tiempo en que César Duarte pise tierra chihuahuense para ser juzgado finalmente, en ese mismito momento estén saliendo del horno judicial las órdenes de aprehensión contra Javier Corral y Lucha Castro.

Estarían ambos exfuncionarios con la soga al cuello por un presunto delito que hasta el momento han minimizado de manera irresponsable, pero conveniente, como siempre ha ocurrido desde que los conocimos en su faceta previsible de abusivos servidores públicos.

Duarte estaría entonces sometido a las leyes conforme a las denuncias presentadas por Corral, y éste, tendría que andar escondido, a salto de mata, perseguido por los ministeriales que durante cinco años utilizó contra sus enemigos.

Hablamos de la soga porque ambos han perdido prácticamente su vecindad en el Estado de Chihuahua, Lucha en Europa y Corral en sus viajes constantes al extranjero, particularmente a los Estados Unidos, gozando de una nacionalidad americana a la que supuestamente había renunciado y que de manera mentirosa manejó así ante todos los chihuahuenses.

Tendría entonces que expedirse una ficha roja de Interpol contra ambos, ante la imposibilidad de localizarlos en tierra nacional.

Lucha se va a atrincherar en Barcelona, con uñas y dientes, en calidad de perseguida política, igual que Corral, pero éste brincando el Río Bravo por algunos de los puentes o cruces diversos, abandonará el espíritu nacionalista y latinoamericano, que supuestamente lo llevó, en un arrebato infantil, a renunciar a la nacionalidad americana.

Igual que todos los americanos, Corral siempre conservó en su cartera el ID que lo identifica como ciudadano del país de las barras y las estrellas, mientras acá juraba y perjuraba una exclusiva nacionalidad mexicana, que era exigencia para ocupar ciertos puestos, como el de legislador o gobernador. Con esa identificación cruzará por cualquier puente, si no es que ya lo hizo.

Los videos en los que Corral confiesa la renuncia a la nacionalidad americana están ahí en YouTube, como prueba de su manejo manipulador y mitómano, que finalmente lo condujo al error. La excesiva confianza, el creerse infalible.

En ese mismo tenor de actitudes y conductas irreflexivas, decidió firmar el nombramiento de Lucha Castro como consejera de la Judicatura estatal, aún a sabiendas de que no cumplía con el evidentísimo requisito de la edad.

Ese documento en el que designa a Lucha pudiera parecer un insignificante detalle, pero es de tal trascendencia porque fue la llave que le permitió el abordaje como vil bucanero en el Tribunal Superior de Justicia.

Hizo a un lado a consejeros y magistrados, para iniciar con lo que fue etiquetado como el cochinero judicial y una serie de arbitrariedades que hoy ya lo persiguen.

Son los muertos que brincan del closet, y todavía los que faltan. Es la consecuencia del abuso la que lo tiene a un paso de ser perseguido judicialmente.

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