En medio de pancartas, consignas y exigencias de justicia, un hombre lanza brillantina al aire. Su figura se ha vuelto familiar en marchas y manifestaciones por personas desaparecidas en México. Lo llaman “el señor de la diamantina”, y su historia está marcada por el dolor, la persistencia y un brillo que no se apaga.

Una promesa que brilla

José Luis Castillo Carreón es el padre de Esmeralda Castillo Rincón, una joven que desapareció en Ciudad Juárez en mayo de 2009, cuando tenía solo 14 años. Desde entonces, su padre ha emprendido una lucha incansable para encontrarla, convirtiéndose en uno de los rostros más visibles de la búsqueda de personas desaparecidas en el norte del país.

En un video compartido en TikTok por la cuenta @colectivodlr, Castillo relató cómo comenzó a lanzar diamantina en las marchas, una práctica que hoy es su sello personal y un símbolo de su lucha.

“No quiero que se olviden de mi niña”

El activista narra que todo comenzó durante una marcha feminista, en la que, como suele ocurrir, no se permite la participación de hombres dentro del contingente. Mientras arrojaba diamantina desde un costado, algunas mujeres comenzaron a pedirle que se retirara. Fue entonces que una de las organizadoras se le acercó y le preguntó:

—“Castillo, ¿por qué estás parado ahí aventando diamantina?”
—“Pues es que no quiero que se olviden de mi niña y ustedes no me dejan participar en la marcha”, respondió él.

La organizadora, conmovida, le respondió:
—“No, José Luis, es que tú no debes de estar aventando diamantina ahí… tú debes estar al frente de la marcha“.

Desde entonces, José Luis Castillo tomó el micrófono en muchas marchas feministas, y la diamantina —ese polvo brillante que se eleva y desaparece en segundos— se volvió su manera de recordarle al mundo que Esmeralda sigue sin aparecer, y que su lucha, como la de miles de familias, sigue vigente.

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